PRECIOSA DORADA AL AMANECER...

Bueno, aqui os voy a relatar la jornada nocturna que pasamos mi amigo Fran y yo en las playas de Tarifa.
Después de ver el tiempo, la marea, el viento y la luna llena que teniamos aquella noche, llame a Fran y decidimos ponernos rumbo a Tarifa, todo apuntaba bien como he dicho antes, viento flojo de poniente, luna llena y marea de 90, llegamos a la playa todavia llena de bañistas pero habia que montar el puesto y nos pusimos manos a la obra. Con todo montado, solo quedaba esperar a poder lanzar las cañas...

Ya solo de ver el agua nos haciamos ilusiones de lo que nos podia esperar por la noche, solo hablabamos de borriquetes, sargos, corvinatas...jajaja

Cuando por fin pudimos dar los primeros lances ya entre dos luces, nos percatamos de que los peces tenian mucha actividad, pero solo peces pequeños que devoraban los cebos. Al caer la noche empezamos a sacar un pez tras otro, se trataban de brecas de mediano tamaño, besugos algunos sargos de poco mas de un palmo que tal y como iban saliendo del agua de nuevo para dentro. La primera picada mas grandecita fue una zapatilla kilona, que nos dio esperanzas de que no vendria sola, pero nada, por lo que pudimos ver, solo venia acompañada de mas besugos y brecas...

Fue a las 4 de la mañana cuando el roame dejo tranquilo los cebos y por fin podiamos pescar, y fue también cuando una fuerte picada nos hizo dar un salto de las butacas, resultó ser algún depredador que intentó engullir una boga de unos 25 centímetros que tenia enganchada en mi caña, pero solo se quedó en el susto.

Ya cada vez con menos esperanzas, decidimos dormir un rato para pescar en el amanecer, otro momento muy deseado por todos los pescadores, y que encima coincidia con la pleamar. Y esta vez no falló, la caña que tenia colocada al límite de las piedras con dos titas bibis se dobló como un arco!!! sacando hilo en dirección a las piedras...salí corriendo y el pez seguia tirando hasta que se paró y empece a acercarla hasta la orilla, y fue ya a unos 30 metros de la orilla cuando el pez se enrocó, pero quitandole la presión de la caña sola volvio a salir, fueron preciosos los ultimos metros de lucha, la dorada lo dio todo en apenas 30 centímetros de profundidad, consiguiendo sacar el puente del carrete en varias ocasiones, hasta que ya rendida vino en una ola hasta la arena...

Y aquí está, esta fue la dorada que con casi 4 kilos de peso nos alegró lo que la noche no pudo hacer, una dorada con una librea preciosa y una morfologia perfecta. Con esto ibamos camino de sevilla mas contentos que unas castañuelas  y con ganas y esperanzas de volver...

¡¡¡saludos y buena pesca!!!

Marcos Tabares.